Te recomiendo empezar el día visitando Laxe, para dirigirte luego continuar en Corcubión y Zas.
Una vez en Laxe encontrarás alguno de los lugares que menciona Antón Zapata García, autor del libro de poesía marinera en gallego A Roseira da Soidade (publicado en la emigración en Buenos Aires, 1957), que canta a lugares como As pedras da Besugueira, Praias de Laxe, Soesto y Traba, Lagoa de Traba, Faro de Laxe o Monte da Insua. Su casa natal se encuentra en Rúa do Sol, cerca de la iglesia parroquial.
También puedes dirigirte a los Penedos da Pasarela y Traba (compartidos con el ayuntamiento de Vimianzo y mencionados por Eduardo Pondal:
"Penedos de Pasarela,
cando vos vexo, penedos,
suspiro de amor por ela”.
En Queixumes dos pinos, 1886
Desde este punto, Pondal escribía algunas cartas a Manuel Murguía, marido de Rosalía de Castro. Por ejemplo, en una de ellas (6 de febrero de 1867) le contaba que llevaba unos días en Corcubión y que se acordaba mucho de él. También le explicaba que había hecho unas excursiones a Fisterra y le pedía su opinión sobre el Ara Solis: “Qué era, pues, el Ara-Solis de Ptolomeo? Era un templo? Era el mismo cabo al que se le daba por pura figura este nombre? En fin, V. dirá lo que le parece de esto, pues no me gustaría que V. incurriese en las groserías históricas de Vicetto”.
En otra carta, del 13 de febrero de 1867, Pondal consulta a Murguía sobre una inscripción que, decían, se encontraba grabada en una piedra del Monte Pindo.
¿Y que más te puedo contar sobre esta villa y su conexión con la cultura? Esta localidad está íntimamente vinculada a figuras del arte y el pensamiento que defendieron la libertad hasta el último de sus días. Aquí vivió y pintó sus primeros cuadros Maruja Mallo, la musa rebelde de la vanguardia española. Según defiende el ensayista Emilio Ínsua, el lugar de Galicia que más influyó en esta artista “fue principalmente Corcubión, donde la llevaron para vivir con unos tíos mientras su padre cubría varios destinos por el resto del país. En Corcubión se produce un despertar al paisaje y el habla del Monte Pindo, o de la playa de Carnota (...)".
La obra Unha viagem á procura do solpor. Do Tambre á fim da Terra. A nobre Corcubión, de Francisco X. Fernández Naval, hace referencia a varios autores que escribieron sobre esta localidad. Entre ellos:
Ramón Reimunde. De sus versos se desprende que debió de vivir una historia de desamor en las Illas Lobeiras:
"Nunca ninguén me esperará xa mais na illa maildita
de lobos no corazón te coman
xamais voltarei por unha moza
á Illa Lobeira".
Álvaro Cunqueiro. Durante una de sus visitas a la villa afirma echar en falta un hotel: "Corcubión: aquí debía haber un Hotel Venecia, como hai en Viveiro de Lugo, un horal cunha grande balconada, tal Loderán ou Alviso, á ría"
Carmen Martín Gaite. Veraneaba en la villa, a la que dedicó estas hermosas palabras: "Deixar Corcubión... é deixar un anaquiño de ceo, de casa e de familia. Un remanso de paz ó que xa se desexa estar volvendo".
Así cantó Pondal a este monumento megalítico en Queixumes dos Pinos (1886):
"Á hora en que o doce luceiro
Coménzase de fundir,
As ben cornudas cabras montesías
Levando diante de sí,
O pastor elta Temunde
Volvía ó doce redil;
Sóo, cantando pola gandra
De Xallas, de uces nutríz,
E estremecentdo a vaga soedade,
Seu cantar decía así:
Arca antiga da Piosa,
O vento que é etriste oir
Funga nas esquivas uces,
Que están ó redor de tí ;
E pasa entre elas bruando
Con un dorido xemir :
Debaixo das túas antes
Está o valente Brandomil ;
Non no olvido, mais nos brazos
Do eterno e doce dormir:
Ten ó seul ado dereito
O elmo dourado e xentil,
O escudo e a dura lanza
Onde o sol soía ferir,
E con pracer os celtas contempraban
De Xallas no ermo confín"
"Cheo de afán i emoción,
case con noite, me erguía
tódolos anos, o día
da festa de Tabeirón.
Logo, aló na carballeira,
sentíase una alborada
doce, alegre, froleada,
beiladora e churrusqueira.
Era o gaiteiro Xan Trigo
que a nosa cas ledo viña,
onde por costume tiña
tomar a parva de antigo".
En A festa da patrona de Tabeirón