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Ruta de los menhires

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS:

Kilómetros totales: 43 kilómetros.

Accesos en vehículo: Pedra Moura de Aldemunde y Pedra da Arca de Cerqueda son accesibles en vehículo particular.

Accesos a pie:

  • Marco da Anta: 310 metros desde la carretera.
  • Chan das Embarradas: 860 metros desde la carretera.
  • Fuso da Moura: 330 metros desde la el último aerogenerador del mirador de Fuso da Moura.

 

Comenzamos el recorrido por el ayuntamiento de A Laracha, en concreto visitando una de las pocas “pedrafitas” (menhires) conocidas en A Costa da Morte, el Marco da Anta, denominado también Pedra do Ghicho o Pedra do Carallo. Este curioso nombre proviene seguramente de su peculiar forma fálica. Aunque no está clara cuál pudo ser su función durante la prehistoria, hasta época reciente se utilizó cómo marco indicador del linde entre dos parroquias. Para llegar a ella debemos dejar nuestro vehículo en la carretera y tomar un camino de monte durante 900 metros hasta llegar al monumento.

Después del Marco podemos retomar el viaje en coche para dirigirnos a tierras del municipio de Carballo. Allí, en la parroquia de Aldemunde, se encuentra la Pedra da Moura, en un entorno casi idílico, en una parcela de prado al lado del camino. Su nombre evoca historias de mouros y mouras, que para nuestros mayores fueron los constructores míticos de dólmenes y mámoas (túmulos). En Aldemunde, se cuenta que las piedras fueron transportadas por una moura desde el Petón de Calvelo, mientras iba hilando en una rueca y daba de mamar a un niño.

Volvemos a la carretera y nos encaminamos ahora hacia Coristanco hasta llegar al lugar de Bieite de Abaixo. Dejamos el vehículo en el lugar y hacemos una pequeña caminata de unos 800 metros por el llamado monte de Figueiras hasta el dolmen de Chan das Embarradas. El monumento aparece escondido en medio del bosque, arrimado a un antiguo muro de piedra, que aprovechó parte del corredor de entrada para su construcción. El megalito, que conserva la mayor parte de su estructura, está realizado a base de enormes piedras de esquisto y una de ellas llama la atención por presentar una tonalidad más oscura que las otras.

El siguiente destino es la Pedra da Arca, en Cerqueda, en el ayuntamiento de Malpica, en ella vuelve a aparecer la misma leyenda de una moura que llevó las losas de piedra en la cabeza mientras hilaba con una rueca y amamantaba a un bebé. Pero lo que más impresiona de esta anta es su monumentalidad, especialmente de la piedra de cubierta que se calcula alcanza las 9 toneladas.

Dejamos Cerqueda y el nuevo destino se sitúa en el monte de Asalo, en el límite entre los ayuntamientos de Malpica y Ponteceso, en un parque eólico que cuenta con una de las mejores vistas panorámicas de toda A Costa da Morte. Cerca del mirador del Fuso da Moura, se encuentra una “pedrafita” con el mismo nombre y con una curiosa forma que recuerda a la de un huso. Está integrada en una necrópolis megalítica y durante la prehistoria pudo jugar el papel de hito señalizador de los enterramientos. Hasta hace no muchos años era tradición llevar allí el ganado enfermo y para que se curase había que dar primero varias vueltas alrededor de la piedra y después, al bajar del monte, era necesario romper una cazuela de barro en un cruce donde hubiese un cruceiro.