Nuestro viaje nos llevará a descubrir el esplendor de casas señoriales como los Pazos de Trasariz, Torres do Allo, Edreiras o el de Follente, que tuvo como ilustre morador al geógrafo Domingo Fontán. Pero también será la ocasión perfecta para conocer puntos con valor etnográfico: el núcleo de Olveiroa, una aldea tradicional que tiene la peculiaridad de albergar la mayor concentración de hórreos por habitante, y los batanes y molinos de Mosquetín.
Fortalezas como el Castillo de Vimianzo, ermitas situadas en entornos naturales de singular belleza, iglesias y puentes pegados al Camino de Santiago, así como otros destacados elementos arquitectónicos nos ayudarán a conectar con el insigne pasado de este territorio, que también atesora vestigios prehistóricos como los Castros das Barreiras y de Monte Aro.
Y, como curiosidad, ya que estamos en A Costa da Morte te recomiendo el Cementerio de Cores, un camposanto que se aparta de la arquitectura funeraria tradicional por la luminosidad y colorido de sus diseños.